Recuerdo que el sol quemaba, estaba sola y tenía unas ganas infinitas de lluvia. Se me escapaba el humo del cigarro entre los labios mientras me venía a la cabeza aquella frase que había encontrado removiendo papeles viejos: He perdut el fil d'una pila de vides que em servien d'abraçada, i ara hi ha tardes que sento que em falten capes sobre la pell. Me quedé absorta mirando la ceniza y la taza de café. Pensé que si hubiese bajado del metro un par de paradas antes, me habría sentado a desayunar en la terraza de aquel bar chiquitín, al lado de su trabajo. Podríamos habernos cruzado por la calle; con suerte, hasta podríamos haber coincidido en el bar. La habría abrazado con la mirada y le habría dicho a silencios que m'enamora el seu tarannà (perquè hi ha ulls, i mirades, i somriures i veus i cadències i paraules -la tendresa de les paraules-, que enamoren). Pero estoy aquí, me dije, porque hace tiempo que dejé de jugar a perseguir casualidades. Seguí mirando absorta el hilo de humo del cigarro al consumirse, me quedaba medio dedo de café en la taza y tres o cuatro notícias en el periódico. Creo que fue por aquellos tiempos cuando me enganché a la nostalgia, a la maldita nicotina del echar de menos...
Bueno, lo que tenga que ser será ¿no?
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
ahora que he dejado de fumar, me da por engancharme de tanto en tanto a la nostalgia. Sé que es un sin sentido, así que intento desembarazarme de ella y cuando ya no puedo más y me rindo, vengo a leerte.
ResponderEliminar:*
Te seguía en silencio en tus otros blogs, hasta que el otro día encontré este más actual!
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada. Sé que vengo a leerla meses después de que la escribiste, pero la leo justo cuando tenía que ser..
Saludos desde México!