miércoles, 11 de junio de 2014

desafíos

Volver a casa con el vino en las venas. Y el mar, cuánto mar y cuanto vino estos días de apatía. Me han explicado hace un rato que hay tres tipos de personas: las que piensan la vida, las que la viven en los demás y las que se lanzan a vivirla. También me han hecho ver que la nada no existe, que siempre hay algo en algún lugar. Ha sido como una sacudida neuronal. Si el vacío es una idea, no sé qué narices hago con los pies clavados al borde del precipicio. Te pediría vértigo a gritos si no estuviese aprendiendo, a base de desencantos, que no hace falta contarlo todo. Si no me faltasen impulsos y me sobrasen miedos. Aunque el miedo, pensándolo mejor, no debería ser un obstáculo, sino un desafío. 

1 comentario:

  1. Amiga... Justo estoy pensando en los miedos... Y llegué a la conclusión que el miedo es otra palabra para el egoísmo. ¿No tener miedo es no tener ego? Algo así creo. O bien, ¿tener miedo es ser egoísta? En fin, la última empresa mía consiste en superar miedos y egoísmos a la vez, por si acaso... ¡A desafiar!

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