lunes, 3 de agosto de 2015

y basta

"Mira: nosotros caminamos, dejamos todas esas huellas sobre la arena, y ahí se quedan, precisas, ordenadas. Pero mañana, cuando te levantes, al mirar esta enorme playa no habrá ya nada, ni una huella, ni una señal cualquiera, nada. El mar borra todo por la noche. La marea esconde. Es como si no hubiera pasado nunca nadie. Es como si no hubiéramos existido nunca. Si hay un lugar en el mundo en el que puedes pensar que no eres nada, ese lugar está aquí. Ya no es tierra, todavía no es mar. No es vida falsa, no es vida verdadera. Es tiempo. Tiempo que pasa. Y basta."

Océano mar, Alessandro Baricco

Por fin la tormenta. Y mañana, quizás, nada. Pero y qué. Solo tiempo, tiempo que pasa, tic-tac, lluvia que cae, y después, igual que antes, nada. Me pregunto si debería probar de ser ola y borrar la orilla, engullir todos los castillos de arena hasta que no quede ningún rastro de lo que hubo, de lo que fue. Solo el pálpito de la runa, el ensueño de algún Babel. O si debería tratar de recobrar aquella vieja vocación de kamikaze y correr contra el muro de tu cuerpo. Volver a intentar ser valiente y atreverme a decirte "ven, salta, confía". Darte la mano y ser tormenta y ser tiempo. Tiempo que late, que llueve, que abraza, que vive. Que basta. Pero qué putada volver a soñar ‒volver a sentir‒ y que luego se quede todo en nostalgia.

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